bullying

Más allá del bullying, en el bullying estamos todxs.

El bullying es un problema grave que afecta a millones de niñxs principalmente en las escuelas y cada vez más en internet y las redes sociales. Es un término inglés que significa intimidar a alguien. En otras palabras: molestar a otra persona, haciéndole daño y causándole miedo de manera continuada en el tiempo.

En el bullying sucede una relación de abuso y desigualdad entre la víctima y el abusador/a. Suele ser una agresión física y también puede ser verbal, a veces de forma individual (de un niño/a a otro) y a veces de forma social (de un grupo hacia un niño/a). ¿Por qué sucede esta agresión? Muchos culpan a la violencia ejercida en los videojuegos, a mí me parece que hay que mirar más allá. Puesto que en el bullying estamos todxs implicados. Si analizamos el motivo de este tipo de relación nos daremos cuenta de que se trata de un reflejo de nuestra sociedad.

Durante años, muchas relaciones humanas se han basado en dináminas completamente desiguales e injustas y, de igual forma, es una relación que la sociedad ha ido perpetuando como parte de un sistema que va siendo cuestionado y caduco. No es más que la imposición del más fuerte o el más poderoso por encima del que se piensa que es menos. Lo hemos visto en el colonianismo, en el esclavismo, en el machismo, el racismo y lo vemos también con el bullying.

Por eso es de vital importancia abordar este tema desde la seriedad que necesita, desde la prevención y desde la mediación, con todos los miembros del sistema educativo implicados y enfocados a la mejora de dicho problema. Es importante saber que el bullying a la larga puede producir ausentismo y abandono escolar, así como ansiedad, depresión y suicidio. Además, el bullying continuado hacia la víctima, una vez ese niño/a es adolescente o adulto, está relacionado con la aparición de trastornos de conducta como el TLP o situaciones de estrés postraumático.

En las escuelas, se han adoptado todo tipo de medidas para intentar resolver este grave problema y en muchas de ellas todavía NO han logrado solucionarlo. A continuación algunos de los principales motivos:

  • Falta de unificación de criterios ante una situación abusiva o de bullying. El conflicto y la agresividad es vivido de forma diferente para cada profesor/a, lo que nos lleva al siguiente punto.
  • Transferencia del profesor/a. El conflicto puede desentrañar situaciones personales emocionales del profesor/a.
  • La escuela no tiene un plan de acción para el bullying. O el que tienen no les funciona y no lo actualizan.
  • No se trabaja desde las emociones y desde la etapa de infantil.
  • No se tiene en cuenta que el abusador/a también puede ser víctima en casa.
  • No se empodera a la víctima ni se acompaña al abusador/a en sus emociones.

A lo largo de mi vida he trabajado en muchas escuelas y he visto muchas formas variadas de tratar el conflicto y pocas enfocadas en prevenirlo. Es habitual ver cómo se «termina» el conflicto cuando el educador/a le dice al abusador/a que tiene que pedir perdón por lo que ha hecho. Este acto no supone una compensación desde el punto de vista de la víctima pues ella necesita expresar el malestar que ha sufrido con sus propias palabras y no con la respuesta que espera el educador/a.

Por otro lado, esta supuesta resolución es impostada pues el alumno suele preferir excusarse con un perdón para no profundizar más en sus emociones, a veces expresado por miedo al castigo o bien también puede suceder que se niegue a pedirlo. Esta NO es en absoluto la forma más democrática de resolver los conflictos. De hecho, no es una forma de resolver la desigualdad manifestada entre dos niños.

Desde nuestra experiencia como maestros y terapeutas sabemos que es importante que todas las escuelas tengan un plan de acción contra el bullying y que apuesten por una educación emocional desde el inicio de la escuela, siendo importante en su aprendizaje y que se extienda a los diferentes contextos en el ámbito formal y no formal que se dan a lo largo de una jornada escolar.

El trabajo con las familias también es imprescindible, pues muchas situaciones de abuso en el aula se dan porque ya existen situaciones desiguales o ciertamente abusivas en casa.

Es un problema que trasciende fuera del contexto escolar. Nos involucra a todxs. A que sanemos nuestra forma de relacionarnos, a que miremos dentro de nosotrxs nuestro niño/a herido, si fue abusado o dañado y si ahora, hay veces que también nos relacionamos así.

Texto de Gisela Martínez @gismarsa

Ilustración Albert Puigcercós @goril.la

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